Experimentar depresión durante y después del embarazo, temas que no se hablan ni siquiera entre mujeres

 

¿Qué es para ti la maternidad?

Fue sin duda una revelación, no era algo que hubiera esperado, ni siquiera programado, pero que, al final, me sorprendió tanto en sentido positivo como en negativo, fue un cambio radical en mi vida.

¿Y cuándo podemos calificar si es positivo o negativo? Cuando hablamos de maternidad siempre viene a nuestra mente algo hermoso, algo que transforma tu vida siempre para bien. Siempre hablamos de esta romantización de la maternidad, y en mi caso, cuando me enteré de mi embarazo fue algo inesperado para mí, y cambió totalmente el panorama del futuro de mi propia vida.

Mi carrera personal y profesional se vieron afectadas por una situación de depresión preparto, cosa de las que pocas veces se habla, incluso entre las propias mujeres parece que está prohibido hablar de una situación de tristeza mientras estás embarazada. Pareciera que no es compatible estar embarazada y sentirte mal, pues se supone es el momento más feliz de tu vida, en el que debes estar más radiante, más completa.

En mi caso, no me sentía así; aunque estaba muy emocionada porque iba a tener a mi bebé también había una situación psicológica que me estaba afectando profundamente. Una vez que nació mi bebé, mi hermosa María, me dio depresión postparto, y también tuve que pasar por un proceso emocional y hormonal muy complicado.

monica silva

De nueva cuenta experimenté emociones y estados de ánimo de los temas que se hablan muy poco, y todavía menos reciben el acompañamiento que se necesita.

Desafortunadamente, estas situaciones no las hablamos entre mujeres, no las hablamos por pena, por temor a que nos juzguen. Incluso llegamos a condenar a las mujeres que expresan esto, así se podría decir de mí: “¡Ay no, ¿cómo dice todo esto? ¿No piensa en que su hija en un futuro podrá leer esta entrevista? ¿Qué pensará su hija cuando su entere que su mamá estuvo triste desde que estaba embarazada de ella?”

Pero esto no tiene nada que ver con nuestras hijas y nuestros hijos; tiene que ver con la mujer, con la maternidad que vivimos nosotras, y que tiene que ser siempre decidida y absolutamente consentida.

Para mí, la maternidad llegó a sorprenderme. Reitero en ambos momentos, porque al final vivo en este espacio, vivo en esta sociedad donde se espera todo el tiempo que la maternidad se experimente de cierta manera. Sin embargo, tuve la oportunidad de encontrarme con estas extraordinarias mujeres que te cobijan y que, como decimos las feministas, te acuerpan en momentos muy difíciles en donde te das cuenta de que el sistema te está oprimiendo mucho más de lo que estás preparada para soportar, y al final siempre sales adelante cuando tienes a mujeres extraordinarias a tu lado. Eso ha sido la maternidad para mí.

monica silva

¿Consideras que hay un estigma sobre las madres solteras?

Sí que lo hay. En esta sociedad estamos muy hechos a la imagen de papá, mamá, hijitos, hijitas, y ese es el prototipo cultural de familia, esos son los componentes, los integrantes de la familia tradicional.

Todas estas formas sociales y culturales son las que incluso les han dado el nombre: hablamos de mamás solteras; pero jamás se mencionan a los padres que abandonan, son ausentes o irresponsables. Desde las palabras ya juzgamos a las mujeres como si ellas fueran las únicas responsables de la procreación, de la crianza de una hija o un hijo.

Las madres solteras cargan con muchos estigmas, y debemos trabajar desde la sociedad, desde el gobierno, desde todos los entes públicos y privados, para hacer todas las políticas y acciones necesarias para que las mujeres que están maternando en soltería, por decirlo de alguna manera, puedan hacerlo en completa paz, en completa tranquilidad de que puede tener acceso a servicios de salud, de cuidado y alimentación garantizados completamente sus hijas e hijos.

monica silva

Queremos saber tus experiencias en torno a ser mamá, trabajar y luchar por tu carrera. ¿Cómo logras compaginar todo esto?

No es nada fácil, y regresamos nuevamente a lo que se espera de nosotras como mujeres, la imagen de una gran mamá.

Regresé a trabajar a los 10 días de haber nacido María, atravesando esta depresión postparto, y encima tenía a muchas voces diciéndome que estaba perdiendo momentos muy importantes con mi hija y mi familia, días que jamás iban a regresar y otros comentarios por el estilo.

Yo quería trabajar, quería estar con mi hija, estar con mi familia; pero después de escuchar todo lo que me decían, volvía a casa con mucha culpa cuando yo estaba muy contenta, cuando en verdad estaba disfrutando todo lo que estaba haciendo.

"Fueron días complicados porque estaba lidiando con la depresión postparto, con estas ganas de retomar mi trabajo y con la culpa de lo que se esperaba socialmente de mí como mamá"

No fue fácil compaginar todo esto; pero afortunadamente después de un tratamiento, después haber pasado por esa etapa de depresión, y ahora que puedo verlo a la distancia, me doy cuenta de que quién me sostiene siempre son las redes afectivas de otras mujeres que están a tu lado, las mujeres que te permiten salir a trabajar, a realizar tus actividades como profesionista, a hacer las cosas que como mujer te gustan y así poder dedicarte tiempo a ti misma.

Es muy difícil que las mujeres asumamos que el autocuidado es un derecho humano, porque muchas veces nos sentimos llenas de culpa cuando estamos disfrutando, y llega nuestra cabeza las ideas como “no merezco esto”, “debería estar con mis hijos”, “estoy super a gusto aquí, pero debería irme a mi casa”.

Esta culpa la tenemos muy asimilada las mujeres; sin embargo, no sucede igual para los hombres; ellos tienen la seguridad de que sus hijos están en casa, con su mamá, los hombres tienen la certeza de que al final sus hijas e hijos serán cuidados y atendidos por su mamá.

No es un tema de que los hombres no asuman su papel dentro de la familia y en la crianza; pero sí es cierto que culturalmente es necesario que los hombres adquieran un rol más activo y responsable, que vean y acepten que paternar es igual que maternar, que al dividirnos las tareas no nos están ayudando, sino que están haciendo lo que les corresponde.

Lo más importante es que ambos podemos disfrutar de la familia, de la casa, de tener y criar hijos, porque muchas veces los hombres no se han permitido disfrutar la paternidad en todo su esplendor.

monica silva

¿Cómo le enseñas el tema de amor propio a María?

Dejándola ser en todo sentido. Amo a mi hija, así que permito y celebro cómo se desenvuelve, cómo se expresa. Por ejemplo, le gusta mucho decirme “mamá, mira mi panza”, y lo hace con inocencia, con cariño.

Así que a mí como madre y mujer, me toca desprenderme de muchas ideas y prejuicios que pensaba que tenía superados, para así fomentar el amor propio a nuestras hijas e hijos, especialmente a nuestras hijas, porque pesa mucho y se vuelve un estigma la noción de una sola forma de belleza.

Cuando María me dice “amo mi panzota”, yo sinceramente le respondo que también la amo, y lo mismo cuando me habla de su cabello. La dejo ser, la acompaño en sus decisiones y la amo como madre y como se ama ella misma.

monica silva

¿El mayor aprendizaje que te ha dado María?

Con ella he visto que todavía tengo mucho que deconstruirme personalmente. Muchas veces como mujeres somos muy duras con nosotras mismas, nos juzgamos y castigamos tremendamente; y ver a una personita tan libre, tan independiente, tan feliz con tan poco o con mucho, tan sonriente contigo o a solas, me hizo darme cuenta de que tengo muchísimo que aprenderle a mi hija, y en esos momentos doy gracias a Dios por enviarme a mi mejor maestra, a mi compañera de vida.